Como padre de familia, puede ser difícil distinguir entre la conducta infantil normal y los problemas más serios como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (ADHD, por sus siglas en inglés; TDAH, por sus siglas en español). En ocasiones, algunas de las conductas clave se observan en la capacidad de atención y el nivel de energía del niño. ¿Es más distraído e hiperactivo que lo normal o solamente se está comportando como lo hacen los demás niños?
Hablamos con la doctora Adeola Adelayo, una psiquiatra del hospital Banner Behavioral Health Hospital (en inglés), ubicado en Scottsdale, Arizona, para ayudarnos a entender más al respecto. Nos resumió las diferencias entre los tipos de TDAH, las principales señales de advertencia que deben conocer los padres de familia y quienes están a cargo de los cuidados de los niños, y la importancia del papel que juegan los medicamentos.
Los tipos de TDAH y sus señales de advertencia
Antes que nada, es importante saber que el “trastorno de déficit de atención” o TDA (ADD, por sus siglas en inglés) ya no es un diagnóstico oficial. El TDA se refería a alguien que tenía dificultades para concentrarse, pero que no era hiperactivo. La Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA, por sus siglas en inglés), descartó el término en 2013 y ahora utiliza el término TDAH para incluir a quienes tienen problemas de capacidad atencional.
Hay tres tipos principales de TDAH:
- Inatento: El diagnóstico que se conocía anteriormente como TDA. Un niño con TDAH inatento se distrae con facilidad o muestra síntomas de falta de atención, pero no es hiperactivo ni impulsivo.
- Hiperactivo/impulsivo: En esta instancia, los síntomas del niño incluyen conductas hiperactivas e impulsivas, pero su periodo de atención es el típico.
- Combinado: Una mezcla de los dos anteriores.
Reconociendo los diversos tipos de TDAH
Un niño podría tener TDAH inatento si:
- Se distrae con facilidad
- Es olvidadizo en general
- Se tiene que esforzar para prestar atención a los detalles de sus deberes escolares y de otras actividades
- Suele ignorar a quien le habla, incluso cuando esa persona le está hablando directamente
- Evita tareas que requieren de un esfuerzo mental prolongado
La doctora Adelayo dijo que, en su experiencia, el factor determinante más sencillo es que el desempeño escolar de un niño no concuerde con su cociente intelectual (CI o IQ, por sus siglas en inglés).
“Si sabes que tu hijo es inteligente en las demás áreas – si te repite todos los diálogos de una película o si puede tomar un videojuego por primera vez y captarlo rápidamente, pero cuando se trata de sus deberes escolares, su desempeño está por debajo de sus capacidades – es hora de hablar con su pediatra para investigar más a fondo lo que está sucediendo”, explicó.
En tanto que, el TDAH hiperactivo/impulsivo podría ser el problema si un niño hace lo siguiente:
- Habla en exceso
- Tiene grandes dificultades para esperar su turno
- Manifiesta actividad física (correr, escalar, etc.) en situaciones inapropiadas
- Es incapaz de jugar en silencio o de relajarse
“Nuestro criterio siempre es si nos preocupa su seguridad”, agregó la doctora Adelayo. Un padre de familia debe empezar a investigar en el caso de que su hijo sea tan hiperactivo que se esté lastimando o esté poniendo en peligro a los demás o a sí mismo.
Problemas relacionados comunes
Según los Centros para el Control y la Prevención de enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), los varones tienen dos veces más probabilidades de ser diagnosticados (en inglés) con TDAH que las niñas. Sin embargo, según la experiencia de la doctora Adelayo, esto no significa que los varones realmente presenten más TDAH que las niñas.
“Creo que simplemente se tiene la expectativa que los niños se comportarán como varones”, dijo la doctora Adelayo. No obstante, comentó que – por lo general – las niñas que tienen TDAH hiperactivo/impulsivo reciben un diagnóstico más temprano que los varones, ya que “la sociedad no tiene la expectativa de que las niñas sean toscas y se estén revolcando”.
Los CDC también citaron una encuesta a nivel nacional, realizada en 2016, que mostró que 60% de los niños que tienen TDAH también tienen al menos un trastorno mental, emocional o conductual más, tales como: ansiedad, depresión, trastorno del espectro autista (en inglés) o síndrome de Tourette (en inglés). De manera que, si tu hijo o hija recibe algún diagnóstico de trastorno conductual, hay una buena posibilidad de que también tenga TDAH.
Medicamentos y tratamiento del TDAH
Con frecuencia, los padres de familia creen que sus hijos simplemente dejarán atrás las conductas hiperactivas, impulsivas y de inatención. Pero cuando se trata del TDAH, el problema no se relaciona con la madurez. La doctora Adelayo explicó que el TDAH es un problema neurológico, así es que afirmar que “los niños se comportarán como varones” es como decir que “los niños tendrán convulsiones”.
En el caso de otros problemas psiquiátricos, como la depresión, la ansiedad y el trastorno bipolar (en inglés), la terapia conductual usualmente será el primer paso para su tratamiento y los medicamentos se recetarán posteriormente. “Pero en el caso del TDAH, los medicamentos vienen primero y todo lo demás pasa a segundo término”, explicó la doctora Adelayo, quien describió a los medicamentos como “el estándar de oro” para el tratamiento del TDAH.
Aunque les podría incomodar a los padres de familia estar medicando a sus hijos pequeños, la doctora Adelayo piensa que la comparación con las convulsiones es útil en este caso: cuando el cerebro de tu hijo sencillamente no está funcionando como debiera, los medicamentos son importantes.
Hay dos tipos de medicamentos para el TDAH: los estimulantes y los no estimulantes. Los estimulantes son los más comunes y suelen ser más efectivos ya que pueden modificar la química del cerebro de un niño y su conducta de inmediato. En comparación, los no estimulantes suelen demorarse unas cuantas semanas para empezar a funcionar. Sin embargo, los no estimulantes son los indicados cuando otras condiciones de salud de un niño podrían no permitir medicamentos estimulantes. Un médico podría recetar estimulantes, no estimulantes o una combinación de ambos según los requerimientos de salud de tu hijo.
Tu hijo podría experimentar efectos secundarios como cambios en el apetito, su nivel de energía o sus patrones de sueño, pero por lo general, estos desaparecen en cuanto se estabiliza la dosis. Los padres de familia podrían pensar que los medicamentos han aletargado a sus hijos. En este caso, es importante darse tiempo. Es posible que estos padres nunca hayan visto a sus hijos no actuar de manera hiperactiva/impulsiva, así es que el contraste inicial puede ser contundente.
Obteniendo un diagnóstico
En su trabajo constante con los padres de familia y como madre, la doctora Adelayo dijo que, muchas veces, el temor y el orgullo pueden interponerse con un diagnóstico de TDAH para un niño. Papá y mamá no quieren que su hijo requiera de ayuda. Y ya que, con frecuencia, las personas consideran que el TDAH no es más que un problema conductual, los padres de familia creen que recibir tal diagnóstico establece un juicio sobre su capacidad para ser padres. Es natural que se lo tomen personal, pero no debe ser así.
En estos casos, es crucial contar con un pediatra que tenga entrenamiento en psiquiatría. No sólo tienen la capacitación y experiencia requeridas, sino que también fungen como observadores desde afuera, percatándose de aspectos que los padres podrían no haber notado. Si crees que alguno de tus hijos podría tener TDAH, habla con su médico o encuentra un doctor en bannerhealth.com.
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