A veces, parece que las tareas y las responsabilidades se te vienen encima una y otra vez y que debes encargarte de ellas de inmediato. Revisas tu teléfono en busca de mensajes apenas te despiertas. Respondes los correos electrónicos del trabajo en cuestión de minutos, de día o de noche. Sientes que nunca puedes decir que no.
“La cultura de la urgencia es la idea de que todo es urgente”, dijo Alexzis Figueroa, trabajadora social clínica autorizada y directora de servicios de salud conductual de Banner Health. “No hay una sensación de priorizar una cosa u otra. En cambio, es necesario estar disponible en todo momento. Desdibuja la capacidad de identificar lo que realmente se necesita en el momento frente a lo que puede esperar o delegarse”.
La cultura de la urgencia puede filtrarse en tu trabajo y en tu vida personal. En el trabajo, la tecnología, la presión social y los hábitos pueden hacer que parezca que necesitas estar disponible las 24 horas del día, los 7 días de la semana y que debes trabajar muchas horas para cumplir con las expectativas de productividad. Es posible que tengas dificultades para completar el trabajo en el que necesitas concentrarte.
Las organizaciones pueden hacer que parezca que una respuesta más rápida significa que eres más eficiente. Es posible que te enfrentes a un flujo constante de correos electrónicos, mensajes y tareas que parecen urgentes. “Puede parecer que los lugares de trabajo están diseñados sin ningún límite en mente”, dijo Figueroa.
En tu vida personal, es posible que sacrifiques el tiempo que necesitas para descansar y relajarte para poder estar conectado y disponible para tus amigos y familiares. Es posible que pienses que debes responder mensajes o notificaciones de inmediato o que la otra persona piense que no te importa.
“Puedes sentir que debes dejarlo todo cada vez que un amigo o un ser querido tiene una necesidad, o sentir que nunca puedes decir que no a una salida”, dijo Figueroa. La cultura de la urgencia puede restarle valor a los momentos de calidad y a las conexiones significativas.
La cultura de la urgencia es un problema para casi todo el mundo. “No es una cuestión de si la cultura de la urgencia te afectará, sino de cuándo”, afirmó.
¿Qué pasa cuando sientes que siempre estás haciendo todo?
Tu salud mental y tu bienestar general se ven afectados cuando te ahogas en la cultura de la urgencia. Puedes sentirte inseguro y creer que estás haciendo las cosas mal porque te sientes abrumado, agotado o desilusionado.
También puede que le cueste priorizar las tareas porque nunca tiene tiempo para dar un paso atrás y analizar todo lo que tiene pendiente. Puede desarrollar estrés crónico, ansiedad , depresión y agotamiento.
“Priorizar las necesidades de los demás antes que las tuyas puede hacerte sentir agotado”, dijo Figueroa. “Puedes descubrir que no puedes satisfacer tus necesidades básicas, como tomarte el tiempo para comer, mover tu cuerpo y alimentar tu alma con pasatiempos, espiritualidad o relaciones significativas. Es posible que tengas una visión de túnel, que te centres en los problemas constantes y no en el panorama general”.
Los límites difusos entre el trabajo y el hogar, gracias a los teléfonos inteligentes, la comunicación digital y el trabajo desde casa, pueden empeorar los desafíos, ya que es más difícil encontrar un descanso del ritmo de vida.
La cultura de la urgencia puede conducir al agotamiento
Cuando estás abrumado por las tareas, es posible que notes estos signos de agotamiento :
- Agotamiento físico y emocional
- Bajo rendimiento laboral
- Sentirse cínico o distante
- Ansiedad y depresión
- No dormir bien
- Dolores de cabeza, problemas digestivos y cambios en el apetito o el peso.
Si nota estos signos, tome medidas para restablecer el equilibrio en su vida. Si aborda el síndrome de burnout de forma temprana, tendrá más probabilidades de prevenir problemas de salud graves, fortalecer sus relaciones, desarrollar resiliencia y mejorar su calidad de vida.
¿Cómo afrontar las exigencias de la cultura de la urgencia?
Es conveniente dar un paso atrás y cambiar la mentalidad para dejar de lado la urgencia. “Creo que lo primero que hemos olvidado hacer es priorizar nuestra relación con nosotros mismos antes que con cualquier otra persona”, dijo Figueroa. “Debemos pasar tiempo con nosotros mismos para comprender mejor nuestras propias necesidades y cómo satisfacerlas. Así es como podemos establecer límites y defender nuestros intereses”.
Figueroa recomienda dedicar un tiempo diario o semanal a la autorreflexión para determinar dónde se encuentra emocional, espiritual, física y mentalmente e identificar qué necesita. Ella dijo: “Por ejemplo, si está ocupado durante la semana con un trabajo muy estresante, ¿cómo puede asegurarse de alimentar su cuerpo? ¿Tiene tiempo para descansar?”
Comunica tus necesidades a tu familia, colegas y amigos para que no estés solo. También puedes hablar con tu supervisor sobre la posibilidad de establecer límites o barreras a la disponibilidad en el ámbito de tu trabajo.
“Todos nos enfrentamos a la cultura de la urgencia juntos y todos somos responsables de ayudar a desmantelar los sistemas que la generan. Podemos vivir en ella, pero no tenemos por qué vivir según ella”, afirmó Figueroa.
Sea paciente con usted mismo y con los demás. Tómese su tiempo antes de responder y permita que los demás también se tomen su tiempo. Recuerde que los resultados inmediatos no siempre son mejores y que tomarse el tiempo puede llevar a mejores decisiones y a un trabajo de mayor calidad.
Las prácticas de atención plena, como la meditación, los ejercicios de respiración profunda o el yoga, pueden ayudarte a mantenerte presente, reducir el estrés y gestionar la urgencia. Prueba a empezar el día con meditación, a terminarlo con una reflexión, a comer de forma consciente y a hacer pausas regulares a lo largo del día.
Estrategias que pueden ayudar
Establecer límites y gestionar las expectativas puede mejorar la concentración, reducir el estrés y la ansiedad y brindarle espacio para lograr un equilibrio entre el trabajo y la vida personal. Estos pasos pueden ayudar:
- Informe a sus colegas, amigos y familiares sobre su disponibilidad y tiempos de respuesta típicos.
- Si su trabajo lo permite, establezca un “horario de oficina” en el que esté disponible para recibir respuestas inmediatas.
- Utilice respuestas automáticas de correo electrónico para que los remitentes sepan que recibió su mensaje y que responderá en un plazo determinado.
- Pon tu teléfono o aplicaciones web en modo no molestar cuando necesites concentrarte o relajarte.
- Establezca horarios específicos para revisar y responder correos electrónicos y mensajes durante el día.
- Priorizar los canales de comunicación. Por ejemplo, las comunicaciones laborales urgentes pueden realizarse por correo electrónico, mientras que los asuntos menos urgentes pueden abordarse mediante aplicaciones de mensajería.
- Utilice herramientas como software de gestión de proyectos, aplicaciones de calendario y administradores de tareas para realizar un seguimiento de sus responsabilidades y plazos.
- Haz listas de tareas pendientes de tu trabajo y de tus tareas personales. Decide si cada tarea es urgente, importante, ambas cosas o ninguna. Prioriza las tareas que sean urgentes e importantes.
- Establezca metas que sean específicas, medibles, alcanzables, relevantes y con plazos determinados (SMART). Esto puede ayudarle a mantenerse concentrado y lograr más sin sentirse abrumado.
- Si tienes tareas que otros puedan manejar, delégalas.
El resultado final
Puede parecer que cada correo electrónico, notificación y tarea requiere su atención inmediata, pero la cultura de la urgencia puede generar agobio, estrés, ansiedad, depresión y agotamiento. Puede resultar útil dar un paso atrás, priorizar las tareas y establecer límites.
Si la cultura de la urgencia está afectando su salud mental o su bienestar y los pasos para manejarla por su cuenta no son suficientes, comuníquese con un proveedor de salud conductual en Banner Health .